Aventura
Salkantay trek
En
junio del año pasado, eran mis
vacaciones del posgrado, bien merecidas y esperadas. Junto a mi esposo, en ese
momento novio, planeamos un trekking en Perú, aprovechando que él en Julio
tenía trabajo en Huaraz con su empresa Montañeando Expediciones; decidimos
contratar el paquete con una empresa de turismo peruana, para que a mi esposo
no le tocara trabajar y escogimos el Salkantay Trek finalizando en Machu Picchu. Viajamos
con alpaca expeditions, ellos mismos se hacen llamar the green machine, por su
uniforme y por la dedicación y cuidado a Pachamama (madre tierra), excelente
servicio, súper recomendada.
El
trekking comienza en el valle de Salkantay, caminando entre dos glaciares
espectaculares (Humantay de 5.900msnm. y Salkantay 6.215 msnm.) hasta llegar al
punto más alto del trekking (Salkantay Pass) a 4.650msnm; es lo más alto que he
estado y comprobé que con eso de las alturas me va bien, me aclimato
rápidamente; luego cuando empezamos a bajar, mis rodillas
comenzaron a sufrir, confieso que fue poco lo que entrené, con el posgrado mi
tiempo era limitado, sin embargo tomé precauciones, usé bastones y evité forzar
la articulación, lo que me permitió terminar felizmente el trekking. Durante el
camino hay paisajes, impresionantes, existen diferentes microclimas, desde
glaciares y sierra, un bosque cálido, y una zona tropical donde interactuamos
con sembradores de café y otros vegetales; teniendo la suerte de probar café
orgánico preparado por los locales. Avanzamos por el Camino del Inca, y tuvimos
la oportunidad de acampar frente a Machu Picchu, con un atardecer y un amanecer
envidiable; con esas energías recargadas, al día siguiente caminamos por las
vías del tren, hasta llegar a Aguas Calientes, que se encuentra en la base de
Machu Picchu, donde dormimos para recargar y conocer lo que creíamos nuestro
principal objetivo “Machu Picchu”.
Entiendo
que el centro de atención y objetivo de muchos sea conocer Machu Picchu, pero
hacerlo de esta manera, caminando y acampando para llegar a él, es una
sensación indescriptible: caminar con un guía local que conozca la zona, que te
hable sobre sus costumbres, su familia, la fauna y flora que lo ha rodeado
durante toda su vida, le da un plus al viaje, mejor aún si el guía es arqueólogo,
como nos tocó a nosotros. Desde el momento que llegamos a Cusco, se siente una
energía que pienso que viene de su gente y sus alrededores, muy cercano al
pueblo se encuentran el valle sagrado y a medida que nos acercamos a Machu
Picchu la sensación es mejor aún. También los microclimas te hacen sentir en
menos de 4 días en diferentes “planetas” y de verdad que vale la pena todo lo
que percibes y sientes en cada uno de ellos y por último caminar y aprender de
esa cultura Inca tan interesante e inteligente no tiene precio, provoca haber
vivido en esa época.
Me
encanta viajar y si eso incluye montañas, contacto con la naturaleza y los
locales mejor aún, luego les contaré de mi experiencia en Machu Picchu.
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