Me considero algo afortunada por tener un buen
metabolismo. En mi época de colegio, era bastante flaca; siempre fui deportista
pero a pesar de tener una alimentación algo balanceada, comía mucho entre comidas,
demasiadas harinas y como ahora un exceso de chocolate diario. Pero como les
conté, el metabolismo siempre me favoreció y llevar una vida activa algo debió
haber ayudado. Nunca, en mis últimos años de colegio, ni estudiando
odontología, me preocupé por las calorías, siempre pesaba lo mismo y nunca
revisé la etiqueta de algún alimento, ni mucho menos era prioridad para mí, el
ir al gimnasio; sólo practicaba volley ball y inicié mi conexión con el Yoga.
Al graduarme como odontóloga (hace casi 5 años),
practicaba bastante seguido el Yoga, a veces corría, subía el Ávila y me inicié
en el mundo de la escalada; todo por pasión y no necesidad; era una época
bastante activa en mi vida, que se potenció al irme un año a Colorado U.S.A, a
estudiar inglés y trabajar como AuPair (niñera) con una familia, de lo más
activa, sana y deportistas. Fue un año de exceso bueno de ejercicio, practiqué
todo lo que me gustaba, experimenté nuevas disciplinas (Bicicleta de montaña, Boulder, snowboard, bicicleta de ruta, hot yoga, core power yoga, snowshoeing, kick-boxing),
comía realmente como siempre entre comidas, más sin embargo fue un año de
cambios en mi dieta diaria, debido a lo que comía la familia, cero carnes y
arroz, pocas harinas y queso, pero nunca faltó el chocolateJ;
estos cambios se veían reflejados en la tonificación de mi cuerpo, acompañado
de mucho ejercicio y entrenamiento, más sin embargo aún no me preocupaba por lo
que comía o dejaba de comer, simplemente comía lo que había.
Hace 2 años y medio realicé mi posgrado en Colombia,
Bogotá, donde difícilmente tenía tiempo para dormir, y mucho menos para
entrenar; comía en casa bastante balanceado, pero las horas interminables
dentro de la universidad, nos hacían comer a todos, muchas harinas, chocolates,
chucherías, y todo lo que podía mantenernos activos y despiertos. De vez en
cuando escalaba los fin de semanas en Suesca, más no llevaba un entrenamiento constante,
sólo en vacaciones puede realizar varios trekking y actividades de desgaste
físico. Al terminar mi posgrado (hace 6 meses), por primera vez, había
engordado algo y me sentía “fofa”, con rollitos demás; me iba a casar en Enero
del 2016, nunca había hecho una dieta, y pensé que tampoco era el momento para
hacerla jaja, había que disfrutar cada momento de la víspera de nuestro
matrimonio, sé que las novias no piensan así pero yo sí.
En Enero comencé a hacer crossfit- BlueBlox en Caracas, comiendo como
siempre lo hacía, pero luego de mi matrimonio, tuve la oportunidad de tener una
consulta nutricional gratis, por ser parte de la casa azul. Aproveché la
ocasión, ya que estaba entrenando bastante fuerte y seguido y buscaba como
objetivo, tonificar. Por primera vez en mi vida, tenía una dieta que seguir,
comprendí un poco la combinación aceptada o no de alimentos, las meriendas y
las porciones, la realicé por un mes y además de adelgazar algo, noté un cambio
grande, en mi estómago y en mis músculos. Dejar de comer ciertas harinas,
salsas y dulces, me quitó esa sensación de comer y quedar “lleno” o con dolor
de barriga, nunca pasé hambre, porque comía entre comida, lo que me tocaba y a
la vez me hice probar nuevas vegetales, verduras y recetas que ahora son parte
de mi día a día.
Esta experiencia me hizo sentirme bien internamente, y
noté que junto con el ejercicio también había un cambio externo. En el momento
que comía cualquier exceso o algún alimento que había sacado de mi rutina, tan
sólo con un mes de la misma, mi cuerpo lo rechazaba, sintiéndome mal
automáticamente… es que aunque no lo crean, nuestro cuerpo es muy sabio, pero
también se acostumbre muy rápido.
Por todo esto que sentí decidí dar un cambio en mi
alimentación, que justamente coincidió con mi mudanza a Chile y fue una de las
razones por las cual comencé a escribir este blog.
No me considero en dieta, y aunque suene como cliché,
si lo siento como un estilo de vida, es una alimentación que me hace sentir
saludable y con energía. Me cuido bastante y cuando salgo o me toca compartir
con amigos, simplemente como lo que haya, a veces en exceso y sufro las
consecuencias de sentirme mal pero no es algo que se repita constantemente. Ha
sido muy fácil por ser la dueña de casa y de la cocina; mi esposo me apoya y me
acompaña, aunque come en cantidades industriales y le encanta sorprenderme con
dulces exquisitos que me toca no rechazar jajaj.
Aún no entiendo las calorías de los alimentos, ni me
he preocupado por ellas, simplemente compro cosas naturales y lo que conozco
que me hace bien. No se leer las etiquetas de los alimentos y poco a poco es
que he aprendido como no combinarlos o que dejar de comer. Sigo más bien, la
respuesta de mi cuerpo, como bastante balanceado, he introducido muchísimas
frutas y vegetales, que disfruto inmensamente en mis comidas, intento comer
alimentos más orgánicos, experimento siempre nuevas recetas, disfruto mucho las
cuentas de instagram que sigo y los tips que me dan. Y con google, los blog y
el ensayo y error he aprendido a cocinar y me ha ido bastante bien. Y si me
toca comer otra cosa, me toca, no tengo porque preocuparme, y nunca pero nunca
faltará el chocolate.
No soy nutricionista, ni sigo una dieta, por eso no doy
consejos, ya que no tengo una base de estudio, ni de experiencia, sólo me gusta
compartir mis inicios en este cambio de alimentación, enseñar mi estilo natural
y saludable, mostrando lo que he aprendido en el camino y lo que cocino, mis errores, mis novedades y mis inventos... para tal vez inspirar a
otros en este estilo de vida.
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