La
escalada según quien lo practique puede ser un deporte, un juego o una rutina. El
alpinismo es la actividad desarrollada para alcanzar una meta (cima o cumbre)
por medios naturales o con la ayuda de medios artificiales. La escalada
requiere de control mental, preparación y resistencia física.
El
yoga, en cualquiera de sus estilos, genera un efecto a nivel mental y corporal,
combinando las asanas (posiciones) para una salud física, y las técnica de respiración
pranayama, además de la meditación para asegurarnos una paz interior. Es unión,
cuando ese todo se armoniza, la energía se concentra y se optimiza.
Ambas
actividades durante la práctica llevan a uno a encontrarse consigo mismo, tanto
en el yoga como en la escalada, una postura firme y segura produce equilibrio
mental permitiendo el siguiente paso para encadenar una vía o para la siguiente
asana y a su vez un equilibrio mental, logra una postura firme. En ambas su
práctica constante y disciplinada lleva a uno a encontrarse consigo mismo, por
ello ambas actividades podrían tomarse como un estilo de vida o como una
herramienta eficaz para calmar el estrés o para relajarse, cualquiera de los
dos nortes, son beneficiosos. El entrenamiento, la voluntad, la constancia y la
paciencia nos llevarán a la cima y a avanzar en nuestras asanas.
Entonces,
podrían relacionarse, pero ¿cómo puede tu práctica de yoga beneficiar tu
escalada?
Todo
movimiento en la escalada requiere calmar la mente para su eficiente ejecución,
y la práctica regular de asanas y del pranayama aportan al escalador las
herramientas necesarias para hacerlo.
El
yoga nos permite un estado constante de concentración, donde la respiración
tiene un rol vital, permitiendo que tanto cuerpo como mente se mantenga en
equilibrio y se movilicen en armonía durante la escalada; el escalador que
practica respiración profunda, puede controlar su mente y oxigenar sus músculos
al mismo tiempo. Mucha gente contiene inconscientemente la respiración en
posturas difíciles tanto en el yoga, la escalada, como en otras disciplinas, y
lo único que consiguen es cortar el flujo de energía y es ahí donde se crean
las tensiones.
El
sistema nervioso central permanece relajado y las reacciones son más
inteligentes; la escalada es un deporte de resolución de problemas y debemos
estar presentes, en el aquí y el ahora; el mono loco debe dejar de saltar de un
lado a otro, solo existe el instante del siguiente pie y de la siguiente mano.
Al
conectar ambas disciplinas el objetivo es trabajar la conciencia corporal a
través del yoga para poder establecer una mayor conexión con el cuerpo y con
nuestras sensaciones y poder trasladarlo al momento de vivencia en la roca.
Pero
no sólo el aporte mental del yoga es de gran ayuda para los escaladores, sino también
su aporte físico (tonificación muscular, estiramiento, movilidad, coordinación,
equilibrio y flexibilidad). Los escaladores necesitan flexibilidad para una
escalada más efectiva y avanzar en su ascenso.
Las
posturas de apertura de cadera, como el Guerrero II, flexibilizan las caderas,
permitiendo que el escalador se acerque más a la superficie de la roca, logre
movimientos más versátiles y estabilicen su equilibrio.
Igualmente
las aperturas de pecho, como Adho Mukha Svanasana (perro hacia abajo) o Marjaryasana
(postura de la vaca) ayudan a neutralizar la curvatura de la espalda y a relajar los hombros
contraídos.
El yoga fortalece músculos que
estabilizan el cuerpo del escalador y músculos que favorecen la escalada;
fortalece el músculo estabilizador de la columna, el abdominal transversal, así
como los músculos del suelo pélvico. El
fortalecimiento del abdomen con el yoga es clave para poder escalar con éxito, sobre
todo en las rutas extraplomadas.
Como beneficio, terapia,
entrenamiento, respiración, concentración y equilibrio. El desarrollo del
cuerpo y de la mente nos ayudará a ascender y conquistar nuestras metas.
1 comentarios
Me ha gustado la experiencia, como guia de montaña tengo que probarla porque es algo diferente, me lo apunto!
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